TURISTEANDO POR PÉRIGORD
Nunca fue mi intención convertir estos artículos en una guía de viaje, pero este capítulo tomará esa forma, ya que así es como sucedieron las cosas más o menos. Como excepción, creo que será interesante trabajar por esta vez con información que tengo fresca en la memoria, en lugar de tirar de los archivos que tengo desperdigados por ahí.
Hasta en los rincones más insospechados encontraremos referencias a los temas que estoy tratando en esta serie. No se puede huir tan fácilmente de los estímulos que hemos ido describiendo, a no ser que viajemos a tierras salvajes. Vayamos pues, a tierras habitadas desde la prehistoria, con abundantes vestigios de las más tempranas etapas de la humanidad. Acerquémonos a la provincia de Périgord, al suroeste de Francia.
Nuestra primera parada es Périgueux, capital del departamento de Dordoña, y como quien no quiere la cosa, el primer edificio que llama mi atención, casi nada más comenzar a callejear es… el templo masónico de Périgueux.
Acerquémonos a mirar la fachada. Las esculturas masónicas fueron destruidas a principios de 1941 por orden del Régimen de Vichy (gobierno francés colaboracionista con los nazis) y reconstruidas en 1975.
Nunca han sido los masones precisamente del todo discretos, si exceptuamos las épocas en las que fueron perseguidos, lo que chocaría con su pretendido secretismo y reserva. Les gusta demostrar que son masones, cuando mueren o cuando se retratan. Les gusta señalar sus sedes. Les gusta dejar constancia de su obra, que se sepa que ellos fueron los artífices de ciertos eventos. Su «pecado» es la vanidad, y esa vanidad les hace más débiles y manipulables frente a otros grupos mucho más discretos. Cuando lleguemos al final de este capítulo, habrán comprendido ustedes el verdadero significado de la palabra «discreción».
Llegamos a Sarlat-la-Canéda, bonita ciudad medieval del Périgord Noir, invadida por turistas como nosotros. Las fachadas de las edificaciones francesas están llenas de ornamentación, figuras y estatuas que nos observan, como estos monstruos cornudos, las cariátides y los rostros angustiosos de la fotografía inferior.
Por ahí vemos una tienda de flores, en este caso el dios Mercurio en lugar de caduceo lleva unas flores en la mano.
Paseamos por las callejuelas llenas de gente, restaurantes y tiendas de souvenirs, y llegamos al ayuntamiento de la ciudad. Observamos la fachada, con unos curiosos diseños geométricos como adorno.
Toda ciudad o pueblo en Francia tiene su monumento memorial a los muertos en las Guerras Mundiales. El monumento a los héroes y mártires de Sarlat en la Segunda Guerra Mundial tiene una peculiar figura en su frontispicio.
Lo cierto es que la mayoría de los memoriales de esta zona presentan la curiosa particularidad de tener la forma de obeliscos. No todos, pero en un porcentaje alto, según pude comprobar.
Más allá de la simbología empleada, estos memoriales nos sirven para dimensionar la catástrofe provocada por las guerras. En cada memorial figuran los nombres de los muertos de cada localidad. Francia registró en la Primera Guerra Mundial alrededor de 1´4 millones de soldados muertos y alrededor de medio millón de civiles fallecidos. Los heridos alcanzaron la espeluznante cifra de 5 millones. Mientras los poilus derramaban su sangre por Francia, los mariscales y generales jugaban con sus vidas como si piezas de ajedrez se trataran. Son estos últimos los que se llevaron la gloria poniendo sus nombres a avenidas y estatuas: Joffré, Foch… al mariscal Pétain no se le guardan tales honores por colaborar con los nazis.
Toda la zona del Périgord está llena de castillos y fortalezas medievales que atestiguan las centenarias luchas de territorio y poder. Muchos caballeros partieron de estas tierras para luchar en las Cruzadas, como por ejemplo Adhémar de Beynac. La vieja obsesión por Tierra Santa, que todavía a día de hoy explica gran cantidad de conflictos bélicos actuales. Está ocurriendo.
La Historia de Europa (y del mundo) puede ser descrita como un derramamiento continuo de sangre. La guerra y el asesinato son la manifestación de unas luchas por el poder que nunca parecen acabar. Y como bien dijo el poeta Paul Valéry: «La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen para provecho de gentes que sí se conocen pero no se masacran”.
Aunque parezcan lugares de paz y recogimiento espiritual, las iglesias simbolizan la presencia continua y vigilante de Roma. Estas tierras han visto la persecución y exterminio de los cátaros, guerras civiles entre católicos y protestantes, luchas a muerte entre católicos y hugonotes, persecuciones de brujas… Todo ello usando a Dios como excusa. El resultado, el de siempre: el sacrificio humano y el derramamiento de sangre.
Visitamos el bonito pueblo de Domme, lugar donde estuvieron encarcelados los caballeros templarios tras la orden de arresto del rey Philippe IV.
Por supuesto que el proceso contra los templarios fue un proceso puramente político y económico disfrazado de proceso religioso. Eran demasiado poderosos a ojos del rey de Francia y el papa Clément V (un simple títere del rey).
Por otra parte, la abundancia de signos católicos en la zona del Périgord, nos lleva a reflexionar. Por ejemplo, en la figura de la feminidad, en este caso la Virgen María.
La Iglesia Católica nunca pudo erradicar del todo el culto a la Madre Tierra, el principio femenino primordial, el símbolo de la matriz que dio realidad corpórea a la creación. Por eso, hábilmente, disfrazó a las antiguas deidades femeninas de origen pagano, y se las apropió para su labor evangélica. Y eso que el Antiguo Testamento es muy claro respecto a la prohibición de adorar imágenes y esculturas (léase Éxodo 20 y Deuteronomio 5). Es bien sabido que saltarse sus propias normas siempre fue una especialidad de la Santa Iglesia Católica. Las Vírgenes Negras, originalmente deidades femeninas de la fertilidad, son un ejemplo de este proceder de suplantación de cultos.
Y ya que estamos ¿No es acaso el anagrama de Ave María (AVM) una especie de simbolización de una vulva? También lo es el triángulo realizado con las manos por algunas feministas hoy en día. Por cierto ¿no le encuentran cierta similitud al AVM y a la escuadra y compás masónicos?
Y por todas partes encontraremos figuras de Jesús crucificado. El Sol Invictus disfrazado de hombre, por obra y gracia del Emperador romano Constantino I.
Tras un día entero recorriendo estos interesantes lugares, volvemos al hotel, y haciendo zapping llegamos a TV5, que está ofreciendo la ópera Aïda de Verdi en el escenario del histórico teatro romano de Orange. Nos encanta la ópera así que dejamos en paz el mando a distancia. La ópera está ambientada en una época no especificada del Imperio Antiguo de Egipto, pero repentinamente, ¡en la pantalla aparecen unos soldados franceses bailando! Bien, es habitual que los directores de escena contemporáneos pretendan darse importancia «modernizando» los libretos o haciendo cambios más o menos afortunados. Sin embargo, la erección del obelisco de Luxor en la Place de la Concorde en París durante la Marcha Triunfal, es una elección un poco extraña, como poco… Parece ser que el director de escena Paul-Emile Fourny quiso testimoniar el interés por la egiptología y los orientalismos en la época en la que se escribió la ópera Aïda, a finales del siglo XIX. Una especie de crítica a los fundamentos «civilizadores» del colonialismo y su codicia saqueadora que acabó llenando los museos occidentales. Cuando menos, el resultado artístico es cuestionable.
La pasión francesa por la cultura egipcia data de la campaña militar de Napoleón por tierras de Egipto (1798-1801). Napoleón se llevó, aparte de 38.000 soldados, a más de un centenar de científicos de distintas disciplinas, con el fin de estudiar aquel misterioso país. De hecho, encontraron la clave para descifrar los jeroglíficos en la famosa piedra Rosetta. Los intentos anteriores en la comprensión de los jeroglíficos egipcios, como los del jesuita Athanasius Kircher, habían resultado poco satisfactorios. Por cierto, la piedra Rosetta acabó en manos británicas tras la derrota de las fuerzas francesas en Alejandría en 1801, tal era la importancia que se le daba a este asunto en concreto. Hoy en día se expone en el British Museum.
Conocida es la leyenda según la cual Bonaparte pernoctó en la Gran Pirámide de Keops, emulando a Julio César y a Alejandro Magno. Cuando salió de la edificación, visiblemente alterado, fue consultado acerca de lo ocurrido y su respuesta fue: «Aunque lo contara no os lo ibais a creer». Quizás sea sólo una leyenda. Lo único cierto es que la campaña no fue lo que se dice un éxito militar, las tropas de Napoleón fueron derrotadas, sufrieron importantes bajas y tuvieron que huir de Egipto. A pesar del incontestable fracaso de la campaña, la implacable carrera política del corso despegó fulgurantemente en los meses siguientes, pasando de general del ejército a Primer Cónsul de la República, la persona más poderosa de Francia.
En todo caso, la inclusión de la imaginería egipcia en la masonería precede a esta campaña militar en unos 50 años como mínimo. El inefable Cagliostro (cercano al Gran Maestre de la Soberana Orden Militar de Malta y enemigo implacable de los jesuitas, Manuel Pinto da Fonseca) ya había dado impulso a estas ideas, sacándose de la manga el Rito de Misraïm en 1784.
¿Quizás fue impulsada la campaña egipcia de Napoleón por esta curiosa obsesión de ciertas corrientes masónicas? Los historiadores no se ponen de acuerdo a la hora de exponer las razones que impulsaron la desastrosa aventura napoleónica en Egipto. El único resultado claro de esa masacre (otra más para la Historia) es que la egiptología nació entonces.
Como pueden comprobar, no hay tiempo para aburrirse en estos hermosos parajes franceses. Pero necesitamos más acción y nos acercaremos a Bordeaux, tierra de vinos e interesantes monumentos. Nos despedimos pues del Périgord, quizás hasta otra, nunca se sabe.
PARADA EN SAINT-ÉMILION
Antes de llegar a Bordeaux, es obligatorio hacer una parada en Saint-Émilion, aunque sea para pasear admirando los extensos viñedos o comprar alguna botella de su famoso vino. Algo llama mi atención nada más comenzar el paseo, un símbolo metálico a la entrada de una edificación: el símbolo de los notarios franceses. Como siempre, mi mente empieza a divagar. ¿Es esta figura la Libertad o es Marianne encarnando a la República? Lo cierto es que la corona que porta es la misma que portaba el dios griego Helios y posteriormente el dios romano Apolo. Si lo pensamos detenidamente, la estatua de la Libertad bien podría ser un hombre travestido, ya que los atributos solares tradicionalmente siempre se han identificado con principios masculinos, como ya hemos visto.
Por lo demás Saint-Émilion también fue un importante centro de peregrinación, con su fantástica iglesia monolítica cavada en la roca. La idea de esta construcción fue traída desde Tierra Santa por el caballero cruzado Pierre de Castillon, probablemente tras haber visitado la Capadocia turca. Se supone que se aprovechaba la luz solar para crear algún tipo de efecto óptico en los peregrinos, pero hoy en día hay un hotel de lujo sobre el óculo superior de las catacumbas, así que es difícil saber cómo debió ser este efecto. Este óculo está decorado con extrañas figuras antropomórficas.
Si el milagrero santo Émilion existió o no, carece de importancia, la gente lo creía y con eso bastó para crear una realidad. Y esta realidad no era otra que los peregrinos acudían en masa a este poblado en busca de milagros, haciendo florecer la economía de la región (y de la iglesia católica y de los fabricantes de reliquias también).
Bien, se hace tarde y hay que proseguir la ruta hacia Bordeaux, así que nos dirigimos paseando hacia el coche que habíamos aparcado a las afueras, cuando vemos una figura emerger tras un muro…
¿Pero qué hace esto ahí? ¿De quién es esta propiedad? Intento buscar algún ángulo desde el que poder mirar mejor el monumento. No es un memorial de la Grand Guerre… No sé exactamente por qué, pero los obeliscos tan puntiagudos me provocan una sensación extraña. Diría que los obeliscos egipcios originales no eran tan puntiagudos…
Estos son terrenos de las bodegas Château La Gaffelière, cuyos vinos son clasificados como «Premier grand cru classé B» según la clasificación de vinos de Saint-Émilion, o lo que es lo mismo: que cada botella cuesta un ojo de la cara. A partir de 560 € la botella según una búsqueda rápida en internet. Imáginense un «classé A».
Que los propietarios de este tipo de bodegas son gente peculiar no es ninguna novedad. Hablamos de gente que es millonaria desde hace muchas generaciones, como los propietarios de La Gaffelière, la familia Malet-Roquefort.
No se pierde nada mirando el obelisco de La Gaffelière desde satélite, a ver qué vemos, ya que a pie de calle no podemos hacernos a una idea de lo que hay ahí.
Basta de cháchara, Bordeaux nos espera.
BORDEAUX, LA BELLE ENDORMIE
Comenzamos esta visita a Bordeaux y la iremos mostrando tal como la sentimos, como un bombardeo continuo de estímulos. A esta ciudad se la conoce como «La Bella Durmiente», al parecer por la tranquilidad que respiraba en el pasado. Esta Bella parece haber despertado, ya que el turismo ha hecho que las calles están llenas de vida hoy en día, se han limpiado las fachadas antaño ennegrecidas por la contaminación y se ha potenciado el uso del transporte público mediante la creación de aparcamientos disuasorios a las afueras.
Cruzamos el río Garonne por el Pont de Pierre desde la Place de Stalingrad y admiramos la ciudad antes de entrar en ella.
En las bases de las farolas del puente encontramos el logotipo de la ciudad, tres lunas crecientes entrelazadas. Su aparición data de mediados del siglo XVII y se origina a partir del emblema del Port de la Lune (así llamado por la forma del amplio meandro que describe el río Garonne a su paso por la ciudad).
Y ahora, vamos a ir poniendo fotografías sin mayor orden, para de esta manera ir descubriendo la cara oculta de la ciudad.
El escudo que se ve en el suelo de la tienda, contiene caduceos, por supuesto:
Y ya que hemos empezado con caduceos, vayamos a por más. Las fachadas de Bordeaux están llenas de rostros y figuras, y entre ellas encontraremos gran cantidad de representaciones de Hermes-Mercurio y su caduceo.
Y hay más Mercurios por ahí, pero ahora detengámonos en el siguiente rostro.
Ya es suficiente para que se hagan a una idea de todo lo que hay en Bordeaux. Ahora afinaremos un poco más. Vayamos al eje principal de la ciudad, la rue Sainte-Catherine, la calle peatonal más larga de Europa, con sus 1.250 metros de longitud.
LA RUE SAINTE-CATHERINE
La calle está orientada en un eje Norte-Sur, por lo que no buscaremos alineaciones solares con crepúsculos o amaneceres. Además, ya hemos resaltado las cualidades lunares de la ciudad. Este eje, en todo caso, se alinearía con la Estrella Polar.
Empecemos por el Sur, en la Place de la Victoire. Por cierto, la guillotina se situó en este lugar entre 1807 y 1832. Miren qué interesante diseño matemático tiene el suelo de la plaza:
Volvamos a la tierra y admiremos el monumento central de la plaza. Obelisco le llaman, aunque no lo es. Es una curiosa columna helicoidal de mármol rosa de Languedoc de 16 metros de altura. Un homenaje a la vid y el vino, según se ve en sus bajorrelieves.
El siguiente monumento es la Porte d’Aquitaine, del siglo XVIII, inspirada en los antiguos arcos del triunfo.
Por lo demás, esta calle está siempre abarrotada de gente ávida de gastar dinero en las tiendas que están a ambos lados de toda la vía. Es, por así decirlo, la calle que simboliza el consumismo moderno.
Llegados a cierto punto, comenzamos a notar presencia militar, hombres equipados con armas largas. Hay incluso una zona vallada.
No están las cosas como para tonterías en Francia, hay brotes periódicos de antisemitismo que se acrecientan por momentos, por lo que se entiende la presencia militar en ciertas zonas.
En una tienda de la rue Sainte-Catherine cercana a la sinagoga, veo en el mostrador una bandera palestina con la palabra Résistance y un flyer del cómico francés acusado de antisemitismo Dieudonné. O el dueño es un valiente, o un inconsciente, o no tiene nada que perder o simplemente es un agente doble del Mossad. Nos vamos. Cerca debe haber alguna sede de la secta jasídica Jabad-Lubavitch, o de la organización B’nai B’rith, ambas de origen ashkenazí. No se puede saber a ciencia cierta que estén. Estos no son como los ridículos masones, estos sí que conocen el significado de la palabra discreción. No verán ustedes grandes letreros ni símbolos en los edificios de sus sedes.
Bien, ya hemos recorrido los 1.250 metros de la Rue Sainte-Catherine, pero yo quiero alargar la línea sin desviarme. Unos 370 metros más adelante en línea recta, tras pasar frente al Grand Théâtre de Bordeaux, nos encontramos con otro curioso monumento.
Sobre la columna, una figura femenina simboliza la Libertad, con una cadena rota en una mano, la hoja de palma en la otra y las alas. Es bastante más femenina que aquella otra que lleva la corona de Helios-Apolo. En la barandilla, 3 lunas crecientes doradas miran hacia arriba, separadas por 2 letras «G». ¿De Girondins? Una vale, ¿pero la otra?
Interesantes estatuas de bronce adornan el monumento, los caballos fueron retirados por los nazis para fabricar armamento. Fueron restituidos en 1983. Entre las estatuas encontramos un niño con un caduceo.
Este monumento está alineado con dos columnas, creando un ángulo de 90º con el eje que hemos descrito antes. No sólo eso, este nuevo eje señala el centro de la luna creciente que dibuja el río Garonne. Nótese la forma de ojo sobre la que se asienta el monumento.
Cada columna tiene su estatua. Una simboliza la navegación y la otra el comercio. ¿Cómo simbolizamos el comercio? Con Mercurio, cómo no.
Como hemos visto en la foto aérea, este conjuntado monumental está orientado en un eje Este-Oeste. Miremos pues, qué día sale el sol entre las dos columnas.
Quizás estemos dando palos de ciego, no lo sé. Nos vamos a tomar algo al Cinéma Utopia. Entre la prensa disponible está Charlie Hebdo, el semanario satírico que sufrió un atentado que dejó 12 muertos en París en 2015. En portada aparece el dueño catarí del PSG y el futbolista Neymar.
Antes de los atentados, el semanario se hallaba en dificultades financieras, sólo se vendían unos 60.000 ejemplares semanales. Después de los horribles asesinatos, las ventas superaron los 7 millones de ejemplares y las ganancias superaron los 40 millones de euros. Tras el ataque el equipo de Charlie Hebdo se mudó a la redacción del diario de «izquierdas» Libération. Poco tiempo después, la revista económica holandesa Quote reveló que la banca Rothschild se había hecho con el diario Libération antes de los ataques. Esto decía un Rothschild (concretamente el barón Philippe, nieto de otro del mismo nombre del que hablaremos después) en la entrevista, realizada antes del ataque aunque publicada después, comentando la compra del diario: “Ha habido bastante discusión acerca de la adquisición de Libération por parte de mi tío Edouard barón de Rothschild. Algunos miembros de la familia querían bloquear la adquisición, porque el medio nos hubiera convertido en un poder político. Cosa que queríamos evitar a toda costa. No tenemos interés en la política, no al menos de cara al mundo exterior. Al final, las críticas dentro de nuestra familia fueron anuladas».
¿Iban los Rothschild a hacer un negocio ruinoso con la compra de un diario al borde de la desaparición y en caída de ventas? ¿Para qué dar una entrevista y contarlo? ¿Sacó Libération provecho económico de los sucesos de Charlie Hebdo? ¿Fue un golpe de suerte el atentado en términos económicos para Charlie Hebdo? Cuando hay muertos de por medio, todas estas interrogantes suenan desagradables, pero hay que hacerlas.
La cuestión que sirvió de excusa para el ataque armado contra Charlie Hebdo fue una hábil maniobra orquestada por una compleja trama originada en una publicación danesa. Si quieren indagar en ello, el análisis más certero es el de Thierry Meyssan en la Red Voltaire: La historia oculta de las «caricaturas de Mahoma». Dato importante es que la figura que aparece en la foto NO ES MAHOMA. En el turbante la inscripción reza: «Dios es grande y Mahoma es su profeta». Si fuese Mahoma no pondría eso en su turbante. La imagen es simple y llanamente un musulmán genérico al que se asocia con un terrorista, esto es: se usa la libertad de expresión para incitar al odio. La imagen ha tenido un éxito incontestable en su labor propagandística, como podemos ver estos días en España y Catalunya.
Pues ya que estamos aquí, busquemos a los Rothschild, la familia de banqueros de orígen ashkenazí.
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EN BUSCA DEL BARÓN
¿Y por dónde empezamos? Pues por la sede bordelesa del Edmond de Rothschild Banque Privée, por ejemplo. No es para nada fácil encontrar, pues no hay nada en la fachada que la identifique.
Vamos ahora a buscar la sede de les Domaines Barons Rothschild, donde comercian con sus famosos vinos del Château Lafite Rothschild. Aquí está:
Es divertido… unos trabajadores se dirigen al portal mientras yo saco las fotos y me dicen: «Hey, très bon vin! Very good wine!». A lo que les respondo: «Yes, but a little bit too expensive for me!» Una pena que mi francés sea tan escaso… Je suis désolé. Poco turista hay por aquí y menos sacando fotos a una puerta. Nos vamos. No me esperaba tanta discreción.
Vamos a la Cité du Vin, museo del vino bordelés, a ver si hay alguna botella interesante. Un espectacular puente de elevación vertical modernista se divisa a lo lejos.
Y ahí aparece la Cité du Vin ante nuestros ojos. Al igual que las obras faraónicas del País Vasco y de España, esta «cosa» también tuvo unos sobrecostes impresionantes. La estructura tiene «una forma de enredadera de vid para recordar al mismo tiempo un vino que gira en un vaso y los remolinos del río Garonne, que bordea el sitio». Pues habrá que creerlo para no parecer un ignorante.
Pues nada, ahora toca ir al famoso Château Lafite Rothschild a admirar los viñedos en los que se produce uno de los vinos más caros del mundo. Los precios de estos caldos pueden ser considerados como un insulto de las despreciables clases altas hacia el resto de la humanidad. Dudo que sus refinados paladares lleguen a diferenciar dos vinos buenos con los ojos cerrados.
Circulamos por los extensos y magníficamente bien cuidados viñedos de la región de Médoc disfrutando del paisaje, rumbo a Pauillac, donde se encuentra el Château. El Château Lafite ya era famoso por sus vinos cuando lo adquirió en 1868 el Barón James de Rothschild, cuya tumba visitamos en el primer capítulo. Se le conocía como el «Vino del Rey» por la alta aprobación que tenía del mismo el rey Louis XV. Elitismo en estado puro.
En los años 20 del siglo XX el joven Barón Philippe de Rotschild tomó las riendas del negocio vitivinícola del Château Mouton Rothschild, cercano al Lafite. El vino de Mouton Rothschild estaba catalogado un peldaño por debajo del Lafite, era un «Second Cru» según la clasificación oficial. En contraste con la discreción tradicional de la familia, Philippe fue un auténtico playboy que se rodeaba de actrices y que incluso compitió en carreras automovilísticas (aunque lo hacía con pseudónimo).
La Segunda Guerra Mundial y la derrota francesa en 1940 trajo tiempos difíciles para los Châteaux de los Rothschild. Una guarnición alemana estuvo apostada en los Châteaux Lafite Rothschild y Mouton Rothschild durante toda la ocupación. Que los nazis odiasen a los judíos no quitaba que ambicionasen poseer el famoso Lafite y sus legendarios vinos. El comandante de la Luftwaffe, Hermann Göring, amante del lujo y la ostentación, ambicionaba quedarse con el trofeo, pero el Gobierno de Vichy se adelantó a la jugada expropiando los terrenos a los Rothschild. Las botellas viajaban por miles hacia Alemania, y aunque Hitler era abstemio, gustaba de agasajar a sus invitados con un buen Lafite Rothschild en su «Nido del Águila» de los Alpes Bávaros.
Philippe, dueño de Mouton fue arrestado en Argelia por orden de Vichy en 1940. Philippe fue liberado de la custodia de Vichy y logró dirigirse a Inglaterra. Su ex mujer, con la que había tenido una tempestuosa relación, no tuvo tanta suerte. Élisabeth Pelletier de Chambure acabó sus días en el campo de concentración de Ravensbrück. Ella fue el único miembro de la familia Rothschild en morir en el Holocausto. Y eso que ella provenía de una rica familia católica y se había divorciado de Philippe en 1939… Murió de tifus epidémico el 23 de marzo de 1945, aunque Philippe diría en sus memorias que fue arrojada viva a un horno crematorio. Esto último no me lo creo. Hoy en día, los nietos de Philippe y Élisabeth llevan el negocio.
A finales de 1945 los Rothschild retoman el control de los Châteaux. A partir de 1946, el Barón Élie de Rothschild se hizo cargo de Lafite. Élie había sido prisionero de guerra desde 1940 a 1944, tras ser capturado en la frontera belga sirviendo como oficial de un regimiento de caballería del ejército francés. Recibió, según sus palabras, un trato respetuoso por parte sus captores de la Wehrmacht alemana, a pesar de las malas condiciones de la prisión y de su ascendencia judía. Hoy en día es el sobrino de Élie, el Barón Éric de Rothschild quien lleva las riendas del negocio de Lafite.
Finalmente llegamos a Pauillac y delante de nuestros ojos está el famoso Château Lafite Rothschild. Realizo una maniobra rara para poder estacionar y sacar unas fotos. A lo lejos se oye un coche de la Gendarmería francesa acercándose veloz con sus sirenas a todo volumen. Pasan de largo y suspiro.
Es suficiente, toca regresar. Pero la tranquilidad se ve sobresaltada a la puerta de otro Château. Otra bodega de Pauillac, Château Pichon Baron, actualmente perteneciente a la multinacional francesa de seguros AXA.
Estos vinos están un peldaño por debajo de la calificación de los Lafite Rothschild, lo que vendría a ser un «Second Grand Cru». Nunca podrán subir ese escalón, ni con obeliscos, ni conduciendo Bugattis, ni rezando al Gran Arquitecto del Universo. Sólo hay un vino que haya logrado subir de la segunda categoría a la primera en la Historia. En 1973 el Château Mouton Rothschild lograba pasar de «Second» a «Premier Cru», gracias a las presiones de, cómo no, el Barón Philippe de Rothschild. Una vulgar demostración de poder, si me permiten la expresión, pero… ¿Podrían hacer algo similar los supuestamente poderosos Bill Gates, Trump, Putin o Bergoglio? Por supuesto que no.
Ahora sí, nos vamos. Pero nos llevamos un souvenir, de precio más asequible y uno de los más vendidos del mundo, a pesar de que esta gente se merece más que nadie el boicot. Lo disfrutaremos en alguna fecha señalada. Yo soy un poco más pobre después de esto y usted un poco más rico: a su salud, Barón.
No le den tantas vueltas. «Mouton» es la palabra francesa para nombrar al carnero y el Château se llamaba así antes de que Nathaniel Rothschild lo comprase allá por 1853. Aún así, les gusta hacer chistecillos con las etiquetas que cambian cada año (diseñadas por famosos pintores como Dalí, Picasso o Miró), como en las de 1999. Busquen, busquen…
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NOTAS FINALES
Es importante señalar los siguientes puntos:
- Aborrezco el antisemitismo tanto como cualquier tipo de racismo. Lo que haga un grupo de psicópatas no incrimina jamás a ninguna etnia o pueblo al completo. Lo mismo con los musulmanes. O con los católicos. O con los alemanes. O con los vascos. O con los españoles. O con los yankees. O…
- El antisemitismo es otra de las armas de guerra que nos ha llevado a esta situación insostenible. Sin el odio al judío, no existiría el Estado étnico de Israel. Sin los nazis, no existiría el Estado genocida de Israel. Sin Hitler, no existiría el muro de la vergüenza en Cisjordania. Sin Rothschild, tampoco.
- Todo esto se puede relacionar con un artículo anterior de este blog, EUROPA: cronología de una espiral descendente.
- Se ha hecho intencionadamente una diferenciación entre sefardís y ashkenazís en el texto. Quizás profundicemos en el tema algún día, sin olvidar el primer punto. ¿Saben ustedes algo acerca de los jázaros? ¿Y sobre el escandaloso «caso de la tiña» en Israel?
- Supongo que habrán comprendido lo que comentaba acerca de la palabra discreción. Por eso choca tantísimo la entrevista de Rothschild en la revista holandesa comentando la compra del diario Libération.
- Hay medios en internet que afirman que Rothschild compró Charlie Hebdo, y citan a la publicación holandesa Quote como fuente. O no comprenden el inglés o el holandés, o simplemente mienten. En la publicación no pone eso.
- Todavía no he logrado entender exactamente quién es el Barón actualmente o si son varios los que ostentan el mismo título. David René de Rothschild es Barón, así como lo es su hermanastro Édouard de Rothschild (el que compró Libération). El dueño de Lafite es Éric de Rothschild, primo de los anteriores, y también es Barón. Philippe Sereys de Rothschild, dueño de Mouton junto a sus hermanos Camille y Julien, no quiere usar el título heredado: «Barón Philippe de Rothschild era mi abuelo. No soy yo». Pero también es Barón.
- Vean la última portada de Charlie Hebdo relacionada con los recientes atentados de Barcelona. Le llaman «humor gamberro» o «sátira». Que se defienda esa libertad de expresión choca mucho con los intentos de prohibir el gesto de «la quenelle» inventado por el humorista Dieudonné, a quien hemos mencionado. En todo caso, hay algo en Dieudonné que no me acaba de convencer…
- «Je suis Charlie» fue el slogan que recorrió el mundo tras el atentado contra Charlie Hebdo. Sin embargo, el Obispado y Falange Vasco Navarra denunciaron esta misma semana las imágenes blasfemas colocadas en una de las txoznas de las fiestas de Bilbao. Claro, esta vez se metían con Jesús y eso sí que es inaceptable. Se consigue una orden judicial para poder enviar a la Ertzaintza a retirar las imágenes, y aparecen las quejas habituales de miembros del PNV y del PP (y también del tarado numerario del Opus Dei que dice ser de la izquierda abertzale, a quien siempre imagino mortificándose con el cilicio). Hipócritas.
Continuará…
Eskerrik asko por exponer su conocimiento.
Podría poner el artículo en pdf para descargar.
Fuerza para seguir realizando tan buenos artículos.
Agur
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No es mala idea, lo estudiaré. Gracias y un saludo.
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Ona!!
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Un post fascinante, complicado, wow. Durante mi estadia en Bordeaux no vi nada del simbolismo que mostras y ahora tengo ganas de visitar de nuevo y prestar mejor atencion. Gracias!
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Gracias por pasar por el blog, por leer y por comentar. Lo malo de empezar a fijarse en estas cosas es que al final ¡no paras de verlas en todas partes!
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Suficiente. Esta sección de comentarios no publicará argumentos pseudocientíficos que hagan proselitismo de ideas racistas sin fundamento. No se debe olvidar que el sionismo (ideología racista como pocas) es el más interesado en perpetuar el mito genético de la «raza judía», suyos son esos famosos «estudios genéticos» que intentan refutar el origen jázaro de los ashkenazis. Sin este subterfugio, la colonización de Palestina por habitantes de origen europeo no habría sido posible. Cualquier reclamación de derechos sobre Al-Quds carecería de base sin el argumento racista. Si alguien es capaz de ver rasgos físicos de origen semita en los Rothschild, por favor, que nos ilumine.
Si les hace felices seguir creyendo en la maldad congénita de los judíos, prosigan con su felicidad, no seré yo quien se lo impida. Mazel Tov! (Y no, no soy judío, aunque tampoco sería un problema para mí tener ascendencia hebrea).
Por mi parte, me alegro de no poder ser incluido tan fácilmente en ningún segmento racial, religioso o ideológico.
Por cierto, ¡un saludo a mi lector o lectora de Cuba!
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Arratsalde on
He leído en un artículo anterior suyo que hablaría sobre las Línea Ley, cuando esta disponible para leerlo.
Blog 100% recomandable.
Eskerrik asko
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Mila esker!
El tema de las Líneas Ley… lo pensaba tratar bastante más adelante. Tampoco creo que lo que tenga que decir al respecto sea demasiado revelador, así que no quiero crear expectativas demasiado grandes.
Tengo varias opciones para los siguientes artículos, pero aun no me decido. Paciencia.
Saludos
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